miércoles, 27 de abril de 2011

¿Está Dios ilegal en la Tierra?

TOMADO DE LA PAGINA--->>> http://www.vidaeterna.org/esp/ensayos/dios_ilegal.htm

-por Jorge L Trujillo

Jeremías 23:23-34
"¿Soy yo Dios de cerca solamente,dice Jehová, y no Dios de lejos?
24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos donde yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?


Estábamos todos en nuestro carro familiar e íbamos rumbo a la iglesia; al llegar a una de las intersecciones la luz de tránsito cambió a rojo y me tuve que detener. Pronto notamos que un desamparado pedía limosna a los ocupantes de los carros que paraban en la intersección. Cuando pasaba cerca del nuestro, le hice señal para darle algo de dinero. Los niños me preguntaron ¿por qué le daba dinero? y les expliqué que el hombre tenía necesidad porque seguramente no tenía casa, ni comida, ni ropa, y que de esa manera podía suplir de alguna forma su necesidad para un plato de comida, desde ese entonces me pedían el dinero para ser ellos quien le daban algo a los desamparados que se paraban a pedir en la intercesión. Quizás usted se preguntará, ¿Qué tiene que ver esa historia con el título de este escrito?, lo cierto es que tiene que mucho ver y es lo que trataré de explicar en lo que sigue de este artículo. Sucede que se ha levantado un novedosa ‘doctrina’ en algunos círculos ‘evangélicos’ que dicen que Dios no puede hacer nada en la tierra porque está ilegal y que por lo tanto necesita el permiso del hombre para poder operar en ella.

La “Doctrina”

El proponente principal de esta enseñanza es Myles Munore (M.M.), un pastor de las Bahamas el cual vi hace unos años (2003) en el canal de televisión de TBN siendo entrevistado por Benny Hinn. En su entrevista, M.M. exponía muy hábilmente su concepto de la ilegalidad de Dios sobre la faz de la tierra, palabras que Benny Hinn encontraba maravillosas y que según el mismo admitía “nunca antes había escuchado.” Personalmente me pareció extraña la forma de pensar de M.M. y no es de sorprendernos que Benny Hinn recibiera tan fácilmente todo lo que este hombre decía sin problema alguno. Aunque no me gustó mucho lo dicho, pensé que eso no tendría trascendencia alguna al ser algo tan lejos de la realidad de lo que enseña la Biblia. Sin embargo, a veces subestimamos el poder de la ignorancia bíblica y pensamos que “los hombres de Dios” de veras pueden discernir el error y rechazarlo, pero mi interés por investigar un poco más y alentar el pueblo de Dios contra tan extraña doctrina fue despertado cuando hace unos casi cuatro años atrás (2005), mientras miraba el canal de TBN, el invitado en esa ocasión era el pastor “apóstol” Guillermo Maldonado (G.M.) de Miami. G.M. tuvo la oportunidad de predicar un breve mensaje en inglés, y lo que hizo fue repetir los mismos conceptos, casi palabra por palabra, que había visto decir a M.M unos años antes. Las cosas que tanto M.M. como G.M. dijeron me causaron tanta preocupación en cuanto a lo que esta falsa enseñanza representaba para los creyentes del mundo hispano que fui al sitio de TBN y transcribí
el sermón de Guillermo Maldonado y lo compartí con algunos ministros y hermanos cristianos para que estuvieran al tanto de la ‘nueva enseñanza’ que ya subía con fuerza dentro de la iglesia. Así ha sido, las ideas de M.M se han extendido no solamente en el mundo de habla inglesa sino también entre los hispanoparlantes.

Vivimos en un tiempo donde se pone la ‘nueva revelación bíblica’, (queriendo decir con eso, otra forma de entender la Biblia) muy por encima de la forma histórica de cómo el Cristianismo lo ha entendido. El ‘nuevo apostolado’ que mantiene un gran sector de la iglesia profesante cautiva bajo su dominio, se jacta de traer “nueva revelación” y “nuevo entendimiento” a la iglesia, pero que va contra el entendimiento histórico y cristiano de la Biblia.

Buscando información adicional sobre el tema encontré los videos un mensaje predicado por M.M. en el 2003 titulado “El propósito de la oración[i]”. En esa predicación M.M. expone lo que él piensa es el propósito de la oración y declara sin ningún tipo de reservas que “Dios está limitado por su palabra”, que “Dios es soberano hasta que abre la boca”; “cuando Dios habla, Dios deja de ser soberano porque tiene que atarse así mismo a la palabra que ha hablado.” En ese sermón M.M. sigue explicando con todo lujo de detalles su teoría sobre “el propósito de la oración” y dice que después de Dios haber creado al hombre sobre la faz de la tierra, “el señaló el momento específico cuando nació la oración”. Según M.M., en Génesis 1:26 Dios declaró al hacer al hombre: (diciéndolo, no leyéndolo) “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y que tenga dominio sobre la tierra.” El pastor M.M., procede a explicar que Dios no se incluyó en este dominio sobre la tierra sino que se excluyó así mismo. Según M.M., Dios creó al hombre espiritual en Génesis 1 pero en Génesis 2 creó el cuerpo físico para meter al hombre espiritual que había creado dentro de ese cuerpo de tierra[ii]. Eso, según las enseñanzas de M.M., significa que el ser ‘espiritual’ está ilegal en la tierra por lo cual debe tener un cuerpo físico para poder funcionar, y de esa manera concluye que como Dios es un ser espiritual, por eso, está ilegal en la tierra y no pude hacer nada que el hombre, quien sí está legalmente, no le de permiso para hacer ya que el dio al hombre ‘dominio’ sobre la tierra. Como Dios no tiene ese dominio, el depende del permiso del hombre, y dice “Por lo tanto, si algo ha de ser hecho en la tierra, tiene que ser hecho por un espíritu con un cuerpo”; y si el hombre no le da permiso a Dios, él no puede hacer nada porque es ilegal que él lo haga. M.M. también indicó en su mensaje que Jesús es el cuerpo de Cristo; María es madre de Jesús pero no es madre de Cristo. M.M. dice (sin fundamento bíblico alguno) que Dios le pidió a María que le prestara su vientre para que Jesús naciera y fuese de esa manera legal en la tierra y que después que Dios recibió el permiso de María, entonces pudo entrar a su cuerpo. Luego, sigue diciendo M.M. (aun sin fundamento bíblico) que “Jesús murió en la cruz pero que Cristo no murió; Cristo bajó al infierno y le arrebató las llaves al diablo.” El describe a Cristo teniendo una conversación con el diablo en el infierno, en la cual el diablo se sorprende al ver al espíritu de Cristo viniendo ante él y le dice que está ilegal, a lo que Cristo responde, yo estoy legal porque el cuerpo de Jesús esta muerto allá arriba, y de esa manera, Cristo entonces llega hasta donde está el diablo y le quita las llaves de la muerte, el hades y el infierno al diablo ante la presencia de todos los demonios (esto es producto de la imaginación de M.M pues tampoco tiene fundamento bíblico). Los aplausos de la congregación se escuchaban fuertes, la gente se alegraba al oír las palabras de M.M., situación que solo puedo calificar de muy triste, ya que toda esa historia no está en la Biblia sino en la mente de M.M.

La oración como ‘permiso’ otorgado a Dios

¿Necesita Dios el permiso del hombre para funcionar en la tierra? El enfoque principal de M.M. está supuestamente puesto en que las personas hagan oración, aunque eso sería una buena meta, lo cierto es que si las razones para alcanzar la meta son equivocadas, la meta misma está equivocada. Si el motivo de la oración no es las correcto, la oración, por mucha que sea, no sirve absolutamente de nada y ese es el problema que crea M.M. con su teoría. La creencia del permiso dado a Dios por medio de la oración parte de su creencia, como abiertamente lo declara, que Dios está limitado y la oración fue creada a causa de la limitación de la palabra de Dios. M.M dice:

Whatever God says becomes law to creation and also to God. God is sovereign until he speaks but when he speaks, he becomes ‘trapped’ by what he says and that is why God doesn’t speak too much. When he speaks, his sovereignty becomes ‘limited’ by his word. Prayer was created by the limitation of God’s word.

[Cualquiera cosa que Dios dice, se convierte en ley para su creación y también para el mismo Dios. Dios es soberano hasta que habla, pero cuando el habla, el se atrapa a sí mismo por lo que dice y por eso es que Dios no habla mucho. Cuando el habla su soberanía se hace ‘limitada por su palabra. La oración fue creada por la limitación de la palabra de Dios.]

M.M. dice que Dios quiere que la gente ore para que Él pueda usarlo: “Dios no le usa porque usted es puro, Él (Dios) le usa porque él está atrapado.”

M.M. declara:

God cannot interfere on earth without a human. What is prayer? I define it this way: Prayer is man giving God a license to interfere in planet earth… I want you to find in the anywhere Bible where God did anything without a human… God don’t use you because you are pure, he uses you because he is trapped.

[Dios no puede interferir en la tierra sin un humano. ¿Qué es la oración? Yo lo defino de esta manera: Oración es el hombre otorgando licencia a Dios para interferir en el planeta tierra… Yo quiero que usted encuentre cualquier lugar en la Biblia donde dios hizo algo sin un humano… Dios no le usa porque usted es puro, el le usa porque él está atrapado.]

No solamente M.M. dice que la oración es permiso a Dios por parte del ser humano sino que relata la historia de Abraham de manera que Dios mismo toma la iniciativa de buscar permiso de los hombres para destruir Sodoma y Gomorra, el dice que: “Dios le dijo a Abraham, voy a destruir [a Sodoma y Gomorra], Abraham dijo ¿porqué vienes a mí?” y Dios le contesta “necesito un humano, necesito alguien que me de permiso”, y Abraham hizo un negocio con Dios y siguieron negociando y Dios tuvo que cooperar con el negocio y Abraham le dijo “ok Señor es suficiente ve y destrúyeles y Dios dijo ‘muchas gracias’ y los destruyó.” Seguidamente M.M. sigue hablando sobre la historia de Moisés: “el (Dios) dijo Moisés he escuchado el llanto de mi pueblo y he venido a liberarlos,” y Moisés le pregunta: “¿Porque vienes a mi?” Y él dice “porque tú eres hombre Moisés y necesito permiso. Mientras la gente aplaude M.M. sigue predicando y dice “sus oraciones ahora serán contestadas porque ahora usted sabe cuan valioso es para Dios…el poder que usted tiene es su cuerpo.”

La sanidad física es para ayudar a Dios

M.M. dice lo siguiente:

Tu cuerpo es la cosa más importante para Dios… de hecho, Dios está tan comprometido con tu cuerpo que ha provisto un programa llamado sanidad. Dios le va a sanar esta noche porque él necesita tu cuerpo no porque él le quiere hacer sentir mejor, usted no entiende la sanidad. Digo que Dios le va restaurar esta noche físicamente no porque él quiere que usted se sienta bien sino porque él necesita el cuerpo en el que usted vive… Dios no quiere sanarle para que usted se sienta bien, el quiere sanarle porque el necesita su cuerpo, él le va a sanar por amor a sí mismo. Dígale a Dios, sáname porque tú necesitas mi cuerpo. Usted ve, Dios es un espíritu y el está ilegal aquí sin un cuerpo.

Lo dicho anteriormente por es de suma importancia ya que es una explicación bastante interesante para la razón por la que Dios sana la gente, sin embargo, resulta intrigante que M.M. no provee ni una sola cita bíblica para respaldar tal aserción.

¿Qué Dice Verdaderamente la Biblia?

Las personas con las que he compartido este asunto se han quedado boquiabiertas de asombro ante tales declaraciones. Sin duda, lo que la Biblia enseña es diametralmente opuesto a lo que se dice por medio de esta nueva enseñanza. Hay varios puntos que hemos de discutir para poder entender verdaderamente el mensaje bíblico en cuanto a los temas relacionados a esto. Hablaremos del verdadero mensaje bíblico acerca de la soberanía de Dios, de la oración, de la enfermedad y la sanidad, de papel del hombre y de si Dios necesita o no necesita permiso humano.

Distorsionando La Soberanía de Dios

Comenzamos por señalar que M.M. inicia presentando (de forma errada) lo que él llama “la soberanía de Dios” y lo hace de tal manera que los soberanistas más extremos la detestarían. Al principio de su mensaje M.M. formula una serie de interrogantes sobre la oración de manera retórica de la siguiente manera:

¿Si Dios es soberano, porqué orar?; ¿Porque he de orar si Dios no es influenciado por mí?” y luego repite “¿Si Dios es soberano y no es influenciado por la gente porque él ha de hacer lo que va a hacer de todas maneras, entonces porqué orar?

M.M. lo presenta como una forma de pensamiento tal que al considerar la soberanía de Dios de esta manera, la gente no vea razón alguna para pasar tiempo orando. M.M. presenta la “soberanía de Dios” como a un tirano que no le importa siquiera sus propios hijos o su pueblo, pero la Biblia es clara que tal visión de Dios es falsa y los teólogos respetados que creen en la soberanía divina no lo creen de esa manera; pero es obvio que tal presentación falsa por parte de M.M. es un espantapájaros, un hombre de paja presentado con el único fin de preparar el escenario y la mente de la audiencia para de introducir “la revelación” que según él declara, le fue dada hace 23 años atrás como lo hemos expuesto en la primera parte de este estudio. M.M. sigue diciendo lo siguiente en torno a lo que él considera como base para entender correctamente la soberanía de Dios:

a. Dios es tan soberano como su palabra

b. Dios está limitado por su palabra

c. Dios nunca violará su palabra

Esto, por supuesto podría ser correcto si ‘la explicación’ dada fuese la correcta, pero no lo sería si es mal interpretado como lo hace M.M.

¿Dios es tan soberano como su palabra?

Primeramente, M.M. quiere decir y dice textualmente que “la soberanía de Dios termina cuando Dios abre la boca”. Eso por supuesto es un gran error por no llamarlo herejía. La Biblia nos presenta a Dios como el que tiene la última palabra, y cuando El habla ‘establece’ su soberanía de tal manera que nadie puede ir contra lo su palabra ha establecido, es decir, la palabra de Dios no es para limitar a Dios sino para limitar su creación como máxima autoridad sobre ella, por lo tanto cuando Dios habla no ‘limita’ su soberanía sino que la ‘afirma’. Seguramente usted ha escuchado a alguien decir “te doy mi palabra de hombre”. La idea de que alguien hable algo de esa manera ‘afirma’ que ha de cumplir irrevocablemente lo que ha dicho, ¿Cuánto más Dios? La soberanía de Dios implica que El ‘hace’ todo lo que quiere en los cielos y la tierra y eso incluye lo que el habla. Cuando Dios habla, tenemos Su “palabra de Dios”:

Salmos 135:6



Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.



Hebreos 6:16-20



Los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. 17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento, 18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho Sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

La palabra de Dios expresa ‘Su querer’ y al hacerlo afirma su soberanía. Cuando estudiamos la Biblia, nos damos cuenta que el nombre de alguien por lo general va fuertemente ligado al propósito o carácter de esa persona. Cuando se trata de Dios es igual el concepto. El dijo a Moisés que su nombre era “YHWH” (Jehová), que significa ‘YO SOY’, dando a entender que era autosuficiente sin necesidad de nada. Otros nombres de Dios en la Biblia expresan verdades sobre El. Por ejemplo Jesús significa salvador o Jehová Salva, eso indica que en la persona de Jesús hallamos salvación. Cuando Dios habla, su palabra es una expresión de su voluntad y por lo tanto el hablar de Dios expresa su carácter. Es por eso que el Salmista dice que ‘la palabra’ de Dios es conforme a ‘su nombre’. Dios no habla por hablar y lo que dice expresa su persona, su carácter, su poder, su magnificencia, su voluntad y su soberanía:

Salmo 138:2

Me postraré hacia tu santo templo, y daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; porque has engrandecido tu palabra conforme a todo tu nombre.

¿Dios está limitado por su Palabra?

Dios no puede hablar y enredarse o limitarse a sí mismo como uno que no tiene control sobre sus palabras y que habla a la ligera. Tanto G.M. como M.M deberían aprender de eso y tomar consejo:

Eclesiastés 5:2-7



No te des prisa a abrir tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios, porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra. Sean, por tanto, pocas tus palabras. 3 Porque de las muchas ocupaciones vienen los sueños, y de la multitud de palabras la voz del necio. 4 Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla, porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es no prometer que prometer y no cumplir. 6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni delante del ángel digas que fue por ignorancia. ¿Por qué hacer que Dios se enoje a causa de tus palabras y destruya la obra de tus manos? 7 Pues, donde abundan los sueños abundan también las vanidades y las muchas palabras. Pero tú, teme a Dios.

En segundo lugar, decir que Dios “está limitado por su palabra” como fin de encajonar a Dios es simplemente presentar a Dios como un tipo que “metió la pata” al abrir la boca; como uno que habla a la ligera sin considerar las repercusiones de lo que está diciendo y es por esa razón que M.M. dice “por eso Dios no habla mucho”. Pero supongamos que no es eso lo que M.M. quiere decir, ¿Qué entonces puede significar? ¿Significa que Dios a sabiendas se propuso limitarse, dejar de tener control absoluto como Dios para quedar a merced de sus criaturas? Si es eso, el caso tan horrible como el primero o peor porque entonces el hombre es convertido en Dios y dejaría a Dios a la merced de su creación, que de paso, debemos recordar, que está bajo pecado.

¿Dios no viola su Palabra?

Hay dos formas en que Dios habla, condicionalmente e incondicionalmente. La palabra de Dios condicional puede ser revocada, sin embargo, la palabra de Dios incondicional no puede ser revocada.

1 Samuel 2:30

Por tanto, el SEÑOR, Dios de Israel, declara: "Ciertamente yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí para siempre"; pero ahora el SEÑOR declara: "Lejos esté esto de mí, porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco.

Las palabras condicionales de Dios están sujetas a cambio como respuesta a alguna acción del hombre, de ahí que la Biblia que dice que Dios se arrepintió. Por ejemplo, la siguiente cita es una declaración que se refiere a la firmeza de Dios en su Palabra de la cual no hay arrepentimiento:

Números 23:19

Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?

La siguiente palabra, sin embargo, nos muestra el aspecto ‘condicional’ de la palabra de Dios de la cual Dios se arrepiente de algo que habló que iba a hacer:

Jeremías 26:19

"¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Jehová y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros un mal tan grande contra nosotros mismos?"

¿Qué es la Soberanía de Dios?

Lo cierto es que la doctrina de la soberanía de Dios no significa que Dios no escucha la oración de sus hijos. Ningún maestro serio de la Escritura, por mucho que crea en la soberanía divina, puede haber enseñado jamás tal disparate; si bien se dice que la oración es parte del plan de Dios para llevar a cabo sus propósitos, los que creen en la predestinación soberana ven la oración como un elemento importante en el cumplimiento del plan divino y que los planes y propósitos divinos incluyen la oración. Se suele decir que Dios no solamente establece el fin sino también los medios para ese fin y uno de esos medios tan importantes son la oración de sus hijos. Por lo tanto, la gente ora porque Dios ha establecido que por medio de sus oraciones, se ha de cumplir el propósito divino tanto en ellos como en otras personas.

El decir que “Dios va ha hacer lo que le da la gana sin importar o tomar en cuenta las oraciones de su pueblo,” es una distorsión de la verdadera doctrina de la soberanía de Dios que solo sirve para edificar un hombre de paja, un espantapájaros al cual luego se pegará un fósforo encendido para finalmente decir que se ha destruido una doctrina falsa cuando a la verdad tal doctrina no existe sino en la creatividad y el engaño de quien la ha propuesto.

Dios escucha la oración de sus hijos y la única ‘excepción’ que la Biblia pone a la oración para que esta sea escuchado es que sea hecha “conforme a sus voluntad” (1 Juan 5:14) y eso es lógico y racional. Las oraciones de los cristianos son escuchadas y contestadas cuando van de acuerdo al plan de Dios y el plan de Dios para sus hijos es siempre bueno y beneficioso (Romanos 8:29). Por lo tanto si Dios no siempre contesta es porque simplemente no va de acuerdo a Su buen propósito y voluntad para nosotros, aunque no lo veamos de esa manera, Dios sabe mucho más. Tome por ejemplo la petición de nuestros propios hijos, nosotros no siempre le damos a ellos lo que nos piden, no porque queramos hacer lo que nos da la gana y poner oídos sordos a las peticiones que nos hacen sino porque sabemos que es lo mejor para ellos aunque a ellos le parezca lo contrario. Mis hijos quisieran estar comiendo dulces todo el día y no comer comida saludable, por eso, cuando vamos a alguna fiesta de cumpleaños y ellos vuelven con las bolsitas llenos de dulces y caramelos, mi esposa y yo las escondemos para que no les haga daño tanto dulce. ¿Cuántas veces he dicho ‘no’ a mis hijos a alguna petición que me han hecho? Seguramente que usted, si tiene hijos, ha hecho lo mismo. Hay momentos en que debemos decir ‘no’ a nuestros hijos por el bienestar de ellos mismos. Todos los padres con la cabeza en buen estado quieren lo mejor para nuestros hijos, cuanto más Dios para con nosotros. No es que Dios sea un caprichoso que no le importa lo que sus hijos quieren sino que es un buen Padre y le interesa el bienestar de sus hijos. Cuando nuestras peticiones van conforme a su voluntad y de acuerdo a lo que es bueno y beneficioso para nosotros, Dios nos escucha y nos concede los deseos de nuestro corazón, igual que hacemos nosotros con nuestros propios hijos.

La Biblia nos presenta a Dios como un padre que ‘contesta’ los deseos del corazón de sus hijos: “deléitate así mismo en Jehová y el te concederá los deseos de tu corazón” (Salmos 37:4). El mismo Jesús dijo lo siguiente:

Mateo 7:7-11



Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, 10 o si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?



¿Cuál es entonces la doctrina bíblica de la soberanía de Dios? El diccionario bíblico Easton define la soberanía de Dios de la siguiente manera: “Su derecho absoluto a hacer todas las cosas de acuerdo a su propio placer”. Otra definición de soberanía es esta: “Ser soberano es poseer suprema autoridad y poder de tal manera que uno está en total control y puede hacer todo cuanto desea.”

Finalmente la soberanía de Dios es presentada en tres categorías por Sinclair Ferguson y señala que implica por lo menos tres cosas:



1. Propiedad – Todas las cosas son de Dios, toda la creación, nada de lo que existe está fuera de su posesión.

2. Autoridad – Dios tiene el derecho absoluto de imponer Su voluntad en sus criaturas. Sin embargo, su voluntad no es caprichosa, sino que está en línea con Su naturaleza la cual es perfectamente santa y justa.

3. Control – Nada ocurre que esté fuera de la voluntad de Dios, El es el máster de todo lo que pasa.



La soberanía de Dios es más que algo simplemente teórico, es algo real. Cuando nosotros oramos a Dios lo hacemos porque sabemos que El ‘puede’ en realidad resolver nuestro problema y que no solo puede sino que ‘lo resuelve’. Dios tiene propiedad, autoridad y control de todas las cosas, por eso podemos orar a Él. Solamente cuando reconocemos la soberanía de Dios sobre todas las cosas, podemos orar confiadamente (en fe) sabiendo que estamos acercándonos a alguien que de verás puede resolver y ha de resolver nuestros asuntos porque El está por encima de todas las cosas y tiene control absoluto de todo. Es precisamente una visión correcta de la soberanía de Dios el mejor incentivo y la mejor motivación para una vida de oración:

2 Crónicas 14:11

Entonces Asa invocó al SEÑOR su Dios, y dijo: SEÑOR, no hay nadie más que tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerza; ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud. Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; que no prevalezca hombre alguno contra ti.

Hebreos 11:6

Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es galardonador de los que le buscan.

La Biblia dice que Dios no solamente tiene control sobre la naturaleza sino también que controla la voluntad del hombre para llevar a cabo sus planes, librar a sus hijos y glorificar su nombre. Esa era la confianza que tenían las personas en la Biblia que venían ante Dios en oración y es la que debemos tener nosotros también. Tomemos por ejemplo la oración de Josafat, rey de Judá. La única razón por la que este rey pudo venir ante Dios en oración es porque reconocía que Él era soberano y que verdaderamente era el único que podía librarle de mal que venía sobre él y por eso, en su oración, tomaba tiempo para nombrar las hazañas y portentos que Dios había hecho en el pasado. La razón por la que él podía confiar en Dios es porque estaba seguro que había dominado poderosamente en situaciones anteriores y ahora podía seguirlo haciendo, “el es el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos 11:8). Leamos la oración de Josafat:

2 Crónicas 20:5-11



Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa del SEÑOR, delante del atrio nuevo, 6 y dijo: Oh SEÑOR, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte. 7 ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de tu amigo Abraham? 8 Y han habitado en ella, y allí te han edificado un santuario a tu nombre, diciendo: 9 "Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y clamaremos a ti en nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás." 10 Y ahora, he aquí, los hijos de Amón y de Moab y del monte Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiera cuando salió de la tierra de Egipto (por lo cual se apartaron de ellos y no los destruyeron), 11 mira cómo nos pagan, viniendo a echarnos de tu posesión, la que nos diste en heredad.

La confianza de Josafat en Jehová Dios estaba basada precisamente en la soberanía, “gobierno o control absoluto” que Él tiene “sobre todos los reinos de las naciones” y porque “en Su mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirle”. La soberanía absoluta de Dios no es razón para huir de la oración sino que es la misma base sobre la cual se fundamenta nuestra confianza para la oración. El decir “no voy a orar porque Dios es soberano”, es simplemente trastornar la realidad del porque oramos y lo que verdaderamente significa la soberanía de Dios y su reacción ante el clamor de sus hijos.

¿Cuál fue el domino dado al Hombre?

Es cierto que Dios ha dado dominio al hombre, pero la pregunta que debemos hacernos es ¿dominio sobre qué y para qué? Tristemente muchas personas creen todo lo que se les dice sin hacer un estudio personal y directo de lo que la Biblia dice. Una de las virtudes de los cristianos cuidadosos es que toman tiempo para ‘escudriñar las Escrituras para ver si las cosas son así” como se les predica. Eso fue lo que hicieron los discípulos de Berea cuando oyeron a Pablo predicando y eso es lo que debemos hacer nosotros. Mientras escuchaba este predicador, fui a leer de nuevo la cita mencionada (Gen. 1:26). Una mirada rápida al texto nos deja claro que nada de lo que allí se menciona tiene que ver con lo que M.M. presenta. El dominio establecido no tiene que ver con la exclusión o ilegalidad de Dios de los asuntos en este mundo sino con el dominio del hombre como ser creado por encima de todo lo demás que Dios había creado, particularmente el mundo animal; leamos en contexto:

Génesis 1:24-31



Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. 25 E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno. 26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. 27 Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. 29 Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento. 30 Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.

El dominio dado al hombre es “sobre los peces del mar, las aves del cielo, sobre los ganados sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra”. El hombre a raíz de su estado exaltado de creación “a imagen de Dios”, poseía una mayor capacidad que todo lo demás creado y por eso y en esa semejanza, tenía dominio sobre todo lo demás creado en la tierra. Dios puso al hombre como ‘mayordomo’ de la creación pero Dios seguía siendo el dueño. El texto no dice por ninguna parte, ni siquiera sugiere, que Dios se sometería a la voluntad del hombre para depender del permiso humano si Él deseaba hacer algo en el mundo.

Dios NO necesita nuestro permiso

Usted y yo necesitamos el permiso de Dios, no al revés. La Biblia dice que cuando oremos debemos orar “conforme a su voluntad” y desear que “se haga Su voluntad como en el cielo también en la tierra” (Mateo 6). Si lo que usted y yo pedimos no es conforme a la voluntad de Dios y de acuerdo a lo que Dios quiere, entonces es pecado. Santiago dice que debemos decir “si Dios quiere” iremos y haremos esto o aquello. Indicando que si Dios no quiere, nuestros planes no sirven de nada. La Biblia es clara que es el hombre quien depende del permiso divino para hacer cualquier cosa en la tierra y si lo que el hombre hace no va de acuerdo a “lo que Dios quiere” (eso es pecado), se verá en serias consecuencias:

Hechos 18:21

Sino que [Pablo] se despidió de ellos, diciendo: Volveré a vosotros otra vez, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso.

1 Pedro 3:17



Porque mejor es que padezcáis haciendo bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo mal.

Hebreos 6:3

…Y esto haremos, si Dios lo permite. (¡Si Dios da permiso!)

Santiago 4:15 -16



Más bien, debierais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello 16 Pero ahora os jactáis en vuestra arrogancia; toda jactancia semejante es mala.

Para entender cómo funciona la voluntad del hombre en relación a la voluntad de Dios debemos entender que la Biblia clasifica los planes de Dios en tres áreas principales, (1) decretos, (2) mandamientos y (3) promesas. Los decretos divinos se han de cumplir inalterablemente porque Dios así lo ha determinado. Los mandamientos son ordenes que Dios da a los hombres sobre el deseo de su voluntad para su comportamiento, estos a menudo fallan en cumplirse a causa de la naturaleza del hombre y es conocido como pecado. Solo Jesús pudo cumplir perfectamente todos los mandamientos de Dios. Finalmente, las promesas son a veces condicionales y otras veces incondicionales. Eso indica que algunas se cumplen ‘si’ algo ocurre por parte del hombre y otras promesas son se han de cumplir porque Dios hará que se cumplan, estas promesas caen bajo los decretos inmutables de Dios.

El Reto de Myles Munroe

En su mensaje M.M. se dirige a su audiencia y les lanza el siguiente reto: “Yo quiero que usted encuentre cualquier lugar en la Biblia donde Dios hizo algo sin un humano”. Con esto M.M. quiere decir que Dios necesita ‘permiso’ de un humano o necesita tener ‘un cuerpo de un ser humano’ para ser legal en la tierra. M.M. parece muy confiado que nadie podrá encontrar una sola ocasión para destruir su reto, sin embargo, un estudio ligero de la Biblia nos demuestra que no una sola vez, sino muchas veces Dios actúa sin el permiso otorgado ni por oración, ni por consentimiento previo ni siquiera la ‘fe’ de los involucrados y hace cosas sin contar con el cuerpo de un ser humano. Considere lo siguiente para ver si Dios verdaderamente necesita el permiso de un ser humano para usarlo en alguna tarea:

· Dios puso a Adán en el huerto sin pedirle permiso o aprobación

· Dios le dio una mujer a Adán sin preguntarle si la quería

· Dios destruyó la vida y la paz de Job sin su previo consentimiento y aprobación

· Dios llamó a Abraham y le ordenó que saliera de la tierra

· Dios escogió a Jacob para ser patriarca de Israel sin su previo consentimiento (fue escogido antes de nacer)

· Dios escogió a José para ser llevado cautivo a Egipto sin su previa aprobación

· Dios envió a Moisés a Egipto sin su permiso aunque este puso excusas para no ir

· Dios levantó al Faraón para mostrar su poder en el sin pedirle permiso para hacerlo

· Dios envió a Jeremías a predicar en contra de su disposición (fue escogido antes de nacer)

· Dios envió a Jonás a predicar a Nínive y lo llevó a la fuerza, en contra de su voluntad

· Dios dio poder a Nabucodonosor (un pagano) sin contar con su permiso y autorización

· Dios puso en poder a Ciro (un pagano) sin contar con su previo consentimiento

· Dios no le pidió permiso a José para usar el cuerpo de María para incubar a Jesús

· Dios invadió el cuerpo de María para que naciera Jesús sin contar con su previo consentimiento

· Dios salvó a Pablo cuando este iba camino a Damasco persiguiendo los cristianos sin contar con su previo consentimiento para hacerlo

· Dios envió a Pablo como Apóstol (fue escogido para eso antes de nacer)

· Dios obligó a Pedro ir a de Cornelio aun cuando él no quería juntarse con Gentiles

Ya vimos en la sección anterior que ‘el permiso humano’ no es requisito para que Dios haga lo que quiere hacer con ellos en la tierra. Ahora veremos si estar habitando dentro de un cuerpo humano (o usar un cuerpo humano) es requisito para Dios poder obrar en la tierra. M.M. dice que Jesús tuvo que encarnarse para poder ser legal en la tierra y que “cada vez que Dios iba a ser algo en la Biblia tuvo que usar el cuerpo de una persona humana para poder llevar a cabo lo que quería hacer a causa de que Él cómo espíritu sin cuerpo no podía hacerlo por cuanto le era ilegal.” Un amigo ministro me decía que hacer a Dios ilegal era como decir que “Dios es un indocumentado”. Pero otra vez, una mirada a las páginas de la Biblia nos muestran como el reto de M.M. es fácilmente destruido:

· Dios se paseaba en el huerto del Edén y hablaba con Adán sin usar el cuerpo de un ser humano

· Dios (el Ángel de Jehová) se presentó a hablar con Abraham sin usar el cuerpo de un ser humano

· Dios hablaba cara a cara con Moisés sin usar el cuerpo de un ser humano

· Dios hablaba en el Antiguo Testamento con voz audible sin usar el cuerpo de un humano

· Dios habló con voz audible en el Nuevo Testamento sin usar el cuerpo de un humano

· El Ángel de Jehová habló con Abraham sin usar el cuerpo de un humano

· Dos ángeles sacaron a Lot de Sodoma sin usar el cuerpo de un humano

· El Ángel del Señor habló con Agar sin usar el cuerpo de un humano

· El Ángel de Dios iba con el pueblo de Israel en el desierto sin usar el cuerpo de un humano

· El Ángel de Jehová vino y conversó con Gedeón sin usar el cuerpo de un humano

· El Ángel de Jehová habló con Manoa (y su mujer) sin usar el cuerpo de un humano

· El Ángel del Señor con una espada detuvo a Balaán y su asna para que no maldijese a Israel

· El Asna habló con Balaán y le reprendió sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel cerró la boca de los leones para que no hicieran daño a Daniel

· Dios defendió al pueblo de Israel con un ejército de seres espirituales (ángeles) sin usar cuerpos humanos

· Un ángel se apareció a José para anunciar el nacimiento de Jesús sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel se apareció a María para anunciarle su embarazo sin usar el cuerpo de un humano

· Un ejército de ángeles del cielo anunciaron el nacimiento de Jesús a los pastores sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel removió la pesada piedra del sepulcro donde Jesús fue sepultado y se sentó sobre ella sin usar el cuerpo de un humano (Mat. 28:2)

· Ese mismo ángel (sin usar el cuerpo de un humano) habló a las mujeres y las invitó a que entraran al sepulcro a ver el lugar donde el cuerpo de Jesús había estado (Mat. 28:3-4)

· Un ángel abrió las puertas de la cárcel y sacó a Pedro y los apóstoles sin usar cuerpo de un humano

· Un ángel habló a Felipe y le dijo que fuera al camino de Gaza sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel habló con Cornelio para que llamara a Pedro a su casa sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó, habló con él y lo sacó de la cárcel sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel de Dios hiere a Herodes y lo mata por no dar gloria a Dios sin usar el cuerpo de un humano

· Un ángel habló con Pablo para decirle que no naufragaría sin usar el cuerpo de un humano

· Algunos hospedaron ángeles sin usar el cuerpos de humanos

¿Por qué Dios sana la gente?

Habiendo visto que las palabras de M.M. carecen de fundamento bíblico en torno a la necesidad de Dios de usar humano un cuerpo para poder operar legalmente en la tierra pasamos a considerar el por qué Dios sana la gente. Según M.M. (y G.M.) la sanidad física ocurre a raíz de una necesidad de Dios. El dice que Dios no sana porque te ama, ni tiene misericordia o compasión de usted sino porque está desesperadamente necesitado de su cuerpo:

Tu cuerpo es la cosa más importante para Dios… de hecho, Dios está tan comprometido con tu cuerpo que ha provisto un programa llamado sanidad. Dios le va a sanar esta noche porque él necesita tu cuerpo no porque él le quiere hacer sentir mejor, usted no entiende la sanidad. Digo que Dios le va restaurar esta noche físicamente no porque él quiere que usted se sienta bien sino porque él necesita el cuerpo en el que usted vive… Dios no quiere sanarle para que usted se sienta bien, el quiere sanarle porque Él necesita su cuerpo, él le va a sanar por amor a sí mismo. Dígale a Dios, sáname porque tú necesitas mi cuerpo. Usted ve, Dios es un espíritu y el está ilegal aquí sin un cuerpo.

Anteriormente mencionamos como ni M.M. (ni G.M.) dan citas bíblicas para respaldar esta declaración. Esto es importante corregirlo porque es un ataque directo al carácter de Dios. Al declarar que Dios sana la gente por pura necesidad personal, M.M. hace de Dios un ‘egoísta’ buscando sus propios intereses y que en verdad no le interesa el bienestar de los hombres por lo que ellos son, sino por lo que puede ‘sacar’ o beneficiarse de ellos. Nosotros creemos que Dios sana mucha gente en respuesta a la oración y lo hace por dos razones principales, por compasión y misericordia y para glorificarse por medio de la sanidad y no porque esté atrapado ilegalmente fuera del mundo y desesperado por un cuerpo físico. Veamos las citas bíblicas.

Salmos 103:2 Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; 4 el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; 5 el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila.

Mateo 14:14 Y al desembarcar, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos y sanó a sus enfermos.

Marcos 1:39-42 Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios. 40 Y vino* a El un leproso rogándole, y arrodillándose le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. 41 Movido a compasión, extendiendo Jesús la mano, lo tocó, y le dijo*: Quiero; sé limpio. 42 Y al instante la lepra lo dejó y quedó limpio.



Filipenses 2:26-27 porque él os añoraba a todos vosotros, y estaba angustiado porque habíais oído que se había enfermado. 27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza.

Pero esta doctrina de M.M. y G.M. tiene repercusiones peligrosas. Si Dios sana la gente porque necesita su cuerpo y no puede morar en ellos si están enfermos ¿Qué de aquellos cristianos que aunque creen en Dios, siguen enfermos? ¿Son ellos gente que Dios no usa a causa de las enfermedades en sus cuerpos físicos? ¡De ninguna manera! Tanto Moisés que era torpe de lengua, Pablo que tenía una enfermedad en los ojos y Timoteo que padecía de “frecuentes enfermedades” (1 Timoteo 5:23) son hombres de la biblia los cuales fueron usados por Dios a pesar de sus enfermedades físicas. El caso de Moisés es importante porque Dios le usó por medio de su boca y fue precisamente eso lo que no le sanó y aun así se glorificó por medio de él. Al contrario, Dios declaró a Moisés que era el quien había hecho el ciego, el sordo y el mudo:

Éxodo 4:11 Y el SEÑOR le dijo: ¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy yo, el SEÑOR?

De hecho, Dios tiende a glorificarse más cuando hay debilidad física y es eso lo que Pablo mismo dice “cuando soy débil, entonces so y fuerte” (2 Cor. 12:10) y “lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar lo fuerte”.

Entendemos también que hay veces en que Dios no sana físicamente a algunas personas pero no los deja solos en el sufrimiento. El da mayor gracia y fuerza a aquellos quienes aunque permanecen enfermos y no reciben sanidad aun así no carecen de la misericordia y la ayuda divina. El apóstol Pablo pidió tres veces por ser librado de cierta aflicción en la carne, aunque muchos debaten la naturaleza de esa aflicción, lo cierto es que Dios decidió no librar a Pablo de tal sufrimiento físico, sin embargo le aseguró que “su gracia” (su misericordia) estaría con él. Cuando estamos en momentos de dificultad, Dios no nos deja solos, el salmista dice que “aunque ande por valles de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque Dios está conmigo” (Salmo 23.)

¡Dios hace lo que quiere!

Las palabras sabias de Nabucodonosor que después de ser castigado por siete años viviendo como una bestia del campo, volvió en sí y reconoció algo que muchos predicadores arrogantes y vanidosos necesitan reconocer:

Daniel 4:34-35



Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón, y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su dominio es un dominio eterno, y su reino permanece de generación en generación. 35 Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, mas El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: "¿Qué has hecho?"

El Apóstol Pablo concuerda con las palabras poderosas de Nabucodonosor cuando dice lo siguiente a los hombres de Grecia:

Hechos 17:24-26



El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay , puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres , 25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas; 26 y de uno hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación.

Las palabras inspiradas del profeta Jeremías nos recuerda la verdadera visión de Dios hacia la tierra y los hombres (naciones) que en ella moran:

Isaías 40:15-18; 22-26



He aquí, las naciones son como gota en un cubo, y son estimadas como grano de polvo en la balanza; he aquí, El levanta las islas como al polvo fino. 16 El Líbano no basta para el fuego, ni bastan sus bestias para el holocausto. 17 Todas las naciones ante El son como nada, menos que nada e insignificantes son consideradas por El. 18 ¿A quién, pues, asemejaréis a Dios, o con qué semejanza le compararéis? … 22 El es el que está sentado sobre la redondez de la tierra, cuyos habitantes son como langostas; El es el que extiende los cielos como una cortina y los despliega como una tienda para morar. 23 El es el que reduce a la nada a los gobernantes, y hace insignificantes a los jueces de la tierra. 24 Apenas han sido plantados, apenas han sido sembrados, apenas ha arraigado en la tierra su tallo, cuando El sopla sobre ellos, y se secan, y la tempestad como hojarasca se los lleva. 25 ¿A quién, pues, me haréis semejante para que yo sea su igual?--dice el Santo. 26 Alzad a lo alto vuestros ojos y ved quién ha creado estos astros : el que hace salir en orden a su ejército, y a todos llama por su nombre. Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder no falta ni uno.

¿Cómo funcionan los demonios?

Los demonios están en los aires y se meten en la vida de los incrédulos y paganos de tal manera que le alejan de la verdadera adoración y fastidian sus vidas de muchas maneras. La Biblia nos presenta esta realidad tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento pero también nos enseña que los demonios están bajo el control de Dios y solo pueden hacer lo que Dios quiere o les permite hacer. Los demonios, sin embargo, no piden permiso a los seres humanos, ni tienen que recibir ‘derecho legal’ de parte de los humanos como enseñan algunos para operar en la vida de los hombres. La Biblia dice que “el ladrón no viene sino para matar, robar y destruir” ¿A conocido usted algún ladrón que le pida permiso para entrar a su casa a robar o que le pida permiso a su víctima para quitarle la vida? Claro que no. Los ladrones no necesitan ‘permiso’ para cometer sus crímenes y si piden permiso, ya no es un crimen porque “un robo” ejercido con la autorización y consentimiento del propietario, no es un robo, ni crimen, ni malo.

¿Cómo funcionan los ángeles?

Los ángeles no son seres humanos. La Biblia dice que los ángeles son seres espirituales (sin cuerpo hechos del polvo de la tierra) que funcionan dentro del ámbito terrenal. El ángel de Jehová fue es una referencia del Antiguo Testamento a la presencia misma de Dios. La Biblia nos declara que los ángeles visitaron y se hicieron visibles a seres humanos y hablaron con ellos. No hizo falta poseer un cuerpo humano como pretende M.M. De hecho, M.M.

¿Qué es Orar?

En cierta ocasión leí que John Wesley dijo lo siguiente: “tal parece que Dios no puede hacer nada por la humanidad a menos que alguien le pida que lo haga.” El problema con esa declaración, de las que hay varias versiones en la Internet, si es cierto que fue dicho de esa manera es que “aunque tal le parezca”, no es así como parece. Dios hace y ha hecho muchas cosas en la tierra y a favor de la humanidad sin que nadie se lo pida. Dios planeó la salvación sin que nadie se lo pidiera. Dios se dispuso salvar los escogidos desde antes de la fundación del mundo, sin que nadie se lo pidiera. Cristo vino a morir en la cruz del calvario sin que una sola persona orara para que sucediera. No obstante ante este tipo de extremismos, entendemos que la oración es una actividad importante en la vida de las personas creyentes. No oramos para controlar a Dios ni ‘darle permiso legal’ como enseña erradamente M.M. sino para buscar la ayuda divina en los asuntos y problemas que enfrentamos en nuestra vida, para tener comunión con Dios y darle la gloria debida a Su nombre. Pero eso no es todo porque orar es más que ‘pedir’, orar es ‘dar’ y ‘compartir’.

1. Orar es dar gloria a Dios

La primera razón para orar es glorificar y ensalzar el nombre de Dios y ninguna oración debe de omitir este acto tan importante. El padre nuestro comienza diciendo “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre…” Cuando oramos reconociendo quien es Dios, podemos darle honor y honra debida a su nombre. Un entendimiento claro de la soberanía de Dios, de su libertad de operación, su poderío y autoridad nos ayudan a orar mejor y darle mayor gloria.

2. Orar es buscar comunión con Dios

La oración del creyentes es una manera en que este se comunica con Dios y mantiene una comunión con El. Daniel oraba tres veces al día, David oraba de mañana, de tarde y de noche a su Dios.

Daniel 6:10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa; abiertas las ventanas de su habitación que daban a Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, oraba y daba gracias delante de su Dios como solía hacerlo antes

3. Orar es pedir limosna

¿Recuerdan la historia al comienzo de este estudio, del hombre que pedía dinero en la intersección de transito? En cierta forma, la oración es parecida. Jesucristo comparó la oración que es oída por Dios con la de un hombre desesperado en busca de ayuda. La oración es presentada en la biblia como una ‘súplica.’ Ninguna persona que está ‘suplicando’ lo hace para sacar a otro de una trampa o una cárcel de la que está atrapado, al contrario quien está atrapado en necesidad es el que pide. Es el que suplica quien necesita la ayuda de aquel a quien se le pide. Por lo tanto, orar, desde ese punto de vista es pedir limosna:

Efesios 6:18

Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos

4. Orar es rogar por misericordia

Unos de los aspectos sobresalientes de la oración es pedir misericordia, compasión y si es posible libertad.



Mateo 18:26-27 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: "Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo". 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdonó la deuda.



Mateo 9:27 Cuando salió Jesús, lo siguieron dos ciegos, diciéndole a gritos: --¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!



Marcos 1:40-41 Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo: --Si quieres, puedes limpiarme. 41 Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo:--Quiero, sé limpio.



Marcos 5:19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: --Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti.



Lucas 18:13 Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a mí, pecador".



Filipenses 2:27 En verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza.

Hebreos 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

5. Orar es clamar por auxilio

El que ora es aquel que se siente en necesidad de ser socorrido por Dios. No es el que está preso o atrapado por sus palabras quien socorre al que está libre sino el que está libre quien socorre al que está preso

El salmista oraba diciendo:

Salmo 23 “alzaré mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra”.

Esas palabras no son de uno que está dando permiso a Dios sino de alguien que necesita el amparo y la ayuda de Dios que rige el universo, que gobierna los corazones y controla las acciones de todos los hombres con toda autoridad y poder sin depender de ellos para su permiso.

6. Orar es reconocer ‘nuestra’ incapacidad

El rey Josafat, en su oración desesperada ante Dios a causa del ataque del enemigo que venía contra su nación oró de la siguiente manera:

2 Reyes 20:12 Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti.

7. Orar es reconocer que Dios es soberano

Solamente aquellos que reconocen la soberanía absoluta de Dios y su gobierno ilimitado sobre toda su creación pueden orar a Dios con confianza y seguridad. ¿Por qué? Porque solamente un Dios soberano es capaz de contestar las suplicas, ruegos y llamados de socorro de aquellos que se acercan a Él en oración. Si Dios no fuese soberano y sin restricciones para actuar, nuestras oraciones a El carecerían de significado, confianza y seguridad. Si dios no fuese totalmente soberano y sin restricciones, simplemente no fuera Dios.

Romanos 4:20-21 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció por la fe, dando gloria a Dios, 21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido



Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros



8. Orar es aceptar que solo Dios puede intervenir en los asuntos de los hombres que no tienen fuerza y confían en su ayuda:

2Crónicas 14:11 Entonces Asa invocó al SEÑOR su Dios, y dijo: SEÑOR, no hay nadie más que tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerza; ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud. Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; que no prevalezca hombre alguno contra ti.

9. Orar es humillarse

2 Crónicas 7:14 y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.

Cambiando el orden de las cosas

Las palabras de Jesús fueron “Sin mi nada podréis hacer” pero eso es cambiado por M.M. a algo totalmente anti-bíblico: “sin vosotros, yo nada puedo hacer”. Según M.M. no es el hombre quien está atrapado en un “cuerpo de muerte” (Romanos 7) sino Dios quien está atrapado fuera de su creación en un mundo sin cuerpo y necesita que los hombres le hagan el favor de dejarle entrar, de sacarle de esa desesperante condición y liberarle de su entrampamiento.

Es el hombre el que está limitado, no Dios

¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Dios no necesita ‘cuerpos de tierra’; el poder espiritual es mayor que el poder físico. Una de las verdades que Pablo enseña a los Corintios es la diversidad de ‘cuerpos’ que existen. Hay cuerpo terrenal y hay cuerpo espiritual. Dese cuenta que el hecho de que sea ‘espiritual’, no descarta que sea cuerpo. La idea está en que el cuerpo espiritual es uno de mayor calidad que el cuerpo terrenal. Cuando Pablo se refiere al cuerpo resucitado, dice que este cuerpo de tierra será ‘transformado’ en un cuerpo de mejor calidad, un cuerpo espiritual. El cuerpo espiritual no está sujeto a las limitaciones del cuerpo de tierra. Jesucristo también hablando sobre el tema de la resurrección nos dice que los resucitados para vida eterna “serán como los ángeles de Dios”. Eso es importante porque nos ayuda a entender este tema. Los ángeles son seres creados superiores a los hombres pero en la resurrección, la calidad de los cuerpos será igual.

El cuerpo terrenal de los hombres está limitado a este planeta y no puede funcionar en un plano espiritual, sin embargo el cuerpo espiritual de los ángeles no sufre de tal limitación. Los ángeles funcionan en un dominio espiritual pueden entrar al dominio terrenal sin tener que adoptar un cuerpo humano. Por tal razón, es el hombre quien sufre limitaciones y no Dios, ni tampoco los ángeles. Por eso vemos que tanto en el Antiguo Testamento se dan relatos de apariciones angelicales conversando y relacionándose con los hombres y ángeles que funcionan en el plano terrenal, mas no así con los hombres que para entrar al plano espiritual deben hacerlo por medio de visiones o la capacitación sobrenatural de sus sentidos para poder apreciar las cosas espirituales.

Un ataque a la doctrina de Cristo

En último lugar, pero de suma importancia, quizás de mayor trascendencia que todo lo que hemos expuesto, hemos de considerar la visión que M.M. presenta en cuanto a la doctrina de la persona de Jesús. Según dice M.M. en la cruz del calvario quien murió fue ‘Jesús’ pero no ‘Cristo’. M.M. separa el cuerpo de Jesús de la persona de Cristo. El dijo lo siguiente:

Jesús murió en la cruz pero Cristo no murió; Cristo bajó al infierno y le arrebató las llaves al diablo.

Hay un par de errores aquí. Primeramente lo que M.M. dice no tiene lógica ni sentido alguno, el cuerpo muere porque la persona muere y cuando la persona muere, el cuerpo muere. Es incorrecto decir que la hay muerte del cuerpo y no de la persona en su totalidad. El error de separar a Jesús en dos personas es conocido como Nestorianismoy ha sido repudiado por la iglesia desde hace mucho tiempo. El Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana (CARM)[iii] explica de que se trata:

El Nestorianismo es el error que dice que en Jesús hay dos personas distintas. La herejía es nombrada tras Nestorio, quien nació en Siria y murió en 451 AD, quien defendía esta doctrina. Nestorio era un monje quien vino a ser patriarca de Constantinopla y repudió el titulo Mariano de “Madre de Dios.” El mantuvo que María era la madre de Cristo solamente respecto a su humanidad. El concilio de Éfeso convino en 431 AD para atender este asunto y pronunció que Jesús fue una persona con dos naturalezas distintas e inseparables: humana y divina.



Nestorio fue depuesto como patriarca y enviado a Antioquía, después a Arabia, y luego a Egipto. El Nestorianismo sobrevivió hasta cerca del 1300. El problema con el Nestorianismo es que amenaza la expiación. Si Jesús era dos personas, ¿Cuál de ellas murió en la cruz? Si fue “la persona humana” entonces la expiación no tiene calidad divina y por ende es insuficiente para limpiarnos de nuestros pecados.[iv]

Cuando M.M. dice que la naturaleza divina de Cristo no murió en la cruz, lo que está defendiendo se parece demasiado a la herejía del Nestorianismo rechazada por la iglesia pero eso es algo que muy probablemente los que le aplauden y creen su doctrina no conocen. Además, hallamos declaraciones en la Biblia que afirman tanto que ‘Jesús’ murió en la cruz del calvario como declaraciones que afirman que ‘Cristo’ fue quien murió:

Romanos 5:8 Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros

El texto griego original dice que ‘Christos’ murió, ese por cierto, no es el único verso que dice que ‘Cristo murió’. (ver Rom. 5:6; Rom. 5:8; Rom 8:34; Rom. 14:9; Rom. 14:15; 1Cor. 8:11; 1Cor. 15:3; 2Cor. 5:14; Gal. 2:21; 1Ped. 3:18) . El próximo verso dice que ‘Jesús’ fue el que murió y resucitó:

1 Tesalonicenses 4:14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con El a los que durmieron en Jesús.

Y el último verso dice que fue ‘Cristo Jesús’ quien murió:

Romanos 8:34 ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

En el libro de Apocalipsis leemos cuando Jesús se apareció a Juan en una visión y se identificó a sí mismo como “Iêsou Christou” (Jesús Cristo o Jesucristo) y dice a Juan “yo soy el primero y el último, 18 y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades. (Rev. 1:17-18.) ¿A quién le creemos, a Munroe, a Maldonado o a Dios?

El segundo error que encontramos en lo que ha declarado M.M. (una enseñanza muy popular dentro de los círculos palabra de fe) es que en ninguna parte de la Biblia se dice que cuando Cristo murió tuvo una entrevista personal con el diablo debajo de la tierra. Solamente en la mente creativa de Munroe ocurre tal encuentro. Cuando la Biblia dice que Jesús tiene las llaves del la muerte y del hades, las tiene no como resultado de haber quitado a Satanás las llaves literalmente sino como resultado de su muerte y su resurrección. Cuando Jesucristo resucitó al tercer día, venció la muerte y tomó autoridad sobre ella. Pedro lo explica de esta manera:



Hechos 2: 24 Dios lo levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella

Conclusión

Vivimos en tiempos donde los cristianos más que nunca antes, están forzados a estudiar detenidamente su biblias para confirmar si lo que se les enseña por los líderes modernos es cierto o no lo es. Muchos comprobaran que han sido engañados y otros nunca lo sabran hasta que sea muy tarde. Las doctrinas presentadas por M.M y G.M. en torno a la razón para la oración pueden parecer palabras sabias y poderosas, llenas de conocimiento para aquellos quienes no escudriñan la Biblia con la guía del Espíritu Santo. No sabemos que puede mover a una persona a ensenar cosas tan contrarias a la Palabra de Dios, pero recordamos las palabras del apóstol Pablo en su despedida de Éfeso:

Hechos 20: 30 Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos.

En el empeño por tener seguidores, muchos maestros ostentan tener ‘lo último’ en revelación divina pero al hacerlo confunden al pueblo predicando y enseñando cosas totalmente contrarias a la verdad de Dios tal como la hallamos en la Biblia. Decir que “Dios está atrapado”, que “te sana porque necesita su cuerpo” porque “Dios está ilegal en la tierra” son cosas totalmente contrarias a la Biblia, sin embargo, como en este caso hay muchos que las aplauden sin saber que están aplaudiendo y siguiendo mentiras y engaños.

Deuteronomio 4:39 "Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro.

Alguien dijo una vez que "el error está en llevar una verdad a los extremos, y todas las herejías comienzan con una verdad empujada a los extremos." No es cuestión de que Dios en su soberanía manipule la gente como si fueran títeres, (eso es un extremo); es cuestión de no decir cosas que no son bíblicas. Todas las iglesias cristianas, independientemente de denominación enseñan que Dios funciona providencialmente, es decir a través de medios. Lo que las iglesias cristianas no enseñan es que “Dios está atrapado” y el hombre tiene que sacarlo del entrampamiento; ni que “Dios no habla mucho porque cuando habla se limita”; que Dios sana la gente no porque los ama sino porque los necesita; ni que Dios se inventó la oración para que el hombre lo libre de sus limitaciones.

El hecho de que Dios utilice a los hombres en sus planes en la tierra no significa que el no pueda intervenir en los asuntos de los hombres sin su previo consentimiento ni su permiso tal como lo ha hecho, lo hace y lo seguirá haciendo. Sí, Dios usa los hombres en la gran mayoría de los casos, y es un privilegio para el hombre que el Dios del universo condescienda a los seres creados aun más bajo que los ángeles y se acuerde de ellos en sus planes. Es también cierto que es agradable a Dios que estemos dispuestos a hacer Su obra y serle útiles. Sin embargo, saltar de eso a decir que Dios me tiene que pedir permiso y que soy yo quien lo libra de su cárcel porque abrió la boca y se encerró en lo que dijo es un extremo anti-bíblico. Decir que cuando Dios habla su soberanía se termina es empujar el asunto más allá de lo que es bíblico. De eso debemos tener cuidado de no caer en el error.

Quizás hay mucho más que se pueda decir sobre el tema, pero consideremos que lo expuesto en este claro estudio es más que suficiente para refutar la falsa doctrina de que Dios es ilegal, que necesita nuestro permiso, que está atrapado, que sin nosotros el no puede hacer nada y que nuestra oración es el permiso para que Dios deje de ser ilegal y pueda actuar y cuál es el verdadero propósito de la oración.

Finalmente, pensamos que es también una verdadera desgracia para la iglesia y para el mundo que las estaciones de radio y de televisión cristianas que pudieran evitar que tantas doctrinas erradas y falsas sean propagadas a través de sus ondas, simplemente no lo hacen. Vemos que el discernimiento espiritual ha quedado en segundo plano a fin de sustentar la mentira y el error. Quiera Dios que este estudio sirva para abrir sus ojos espirituales y poder discernir lo que verdaderamente es de Dios y lo que simplemente no lo es.

¡AMEN!

martes, 26 de abril de 2011

George Whitefield (EL METODO DE LA GRACIA)

EL METODO DE LA GRACIA

“Y curan el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo, Paz, paz; y no hay paz.” Jeremías 6.14

ASÍ COMO DIOS NO PUEDE ENVIAR A UNA NACIÓN O PUEBLO una bendición más grande que la de darle pastores fieles, sinceros y rectos, la maldición más grande que Dios puede enviar a un pueblo de este mundo, es darles guías ciegos, no regenerados, carnales, tibios y no calificados.

No obstante, en todas las épocas, encontrarnos que han habido muchos ‘lobos vestidos de ovejas’, muchos que manejaban displicentemente conceptos fundamentales que no hablan asimilado en toda su profundidad, que restaban importancia a las profecías, desobedeciendo así a Dios.

Tal como sucedía en el pasado, sucede ahora. Hay muchos que corrompen la Palabra de Dios y la manejan con engaño. Fue así de una manera especial en la época del profeta Jeremías; y él, fiel a su Señor, fiel a ese Dios que lo habla empleado, no dejó de abrir su boca para profetizar en contra de ellos, y para presentar un noble testimonio para honra de aquel Dios en cuyo nombre hablaba.

Si lee usted sus profecías, vera que nadie ha hablado más en contra de tales ministros que Jeremías, y especialmente aquí, en el capítulo del cual ha sido tornado el texto, habla severamente contra ellos -los acusa de varios crímenes, particularmente, los acusa de avaricia: ‘Porque’ dice en el versículo 13, ‘desde el más chico de ellos hasta el más grande de ellos, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.’ Y luego, en las palabras del texto da más específicamente un ejemplo de cómo han engañado, cómo han traicionado a pobres almas. Dice: ‘Y duran el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo, Paz, paz; y no hay paz.’ El profeta, en el nombre de Dios, había denunciado que habría guerra contra el pueblo, les había estado diciendo que su casa quedaría desolada, y que el Señor visitarla la tierra trayendo guerra. ‘Por tanto’, dice en el versículo 11, ‘estoy lleno de saña de Jehová, trabajado he por contenerme; derramaréla sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes juntamente; porque el marido también será preso con la mujer, el viejo con el lleno de días. Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades y también sus mujeres: porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová.’

El profeta presenta un estruendoso mensaje a fin de que se espanten y sientan algo de convicción y se arrepientan; pero parece que los falsos profetas, los falsos sacerdotes, se dedicaron a acallar las convicciones del pueblo, y cuando sufrían y sentían un poco espantados, preferían tapar la herida, diciéndoles que Jeremías no era más que un predicador entusiasta, que era imposible que hubiera guerra entre ellos, diciendo al pueblo: ‘Paz, paz’ cuando el profeta les decía que no habla paz.

Las palabras, entonces, se refieren primordialmente a las cosas externas, pero yo creo que también se refieren al alma, y se deben aplicar a esos falsos profetas quienes, cuando el pueblo estaba convencido de su pecado, cuando el pueblo comenzaba a mirar al cielo, preferían acallar sus convicciones y decirles que ya eran lo suficientemente buenos. Y, por supuesto, a la gente por lo general le encanta que sea así; nuestros corazones son muy traicioneros y terriblemente impíos; nadie sino el Dios eterno sabe lo traicionero que son. ¡Cuántos somos los que clamamos: Paz, paz a nuestras almas, cuando no hay paz! Cuántos hay que ahora están sumergidos en sus impurezas, que creen que son cristianos, que se jactan de que se interesan en Jesucristo; pero si fuéramos a examinar sus experiencias, descubriríamos que su paz no es más que una paz proveniente del diablo –no es una paz dada por Dios- no es un paz que escapa a la comprensión humana. Por lo tanto, mis queridos oyentes, es de suma importancia saber si podemos hablar de paz a nuestro corazón. Todos anhelamos la paz; la paz es una bendición inefable; ¿cómo podemos vivir sin la paz? y, por ello, las personas de cuando en cuando tienen que comprobar lo lejos que deben ir, y qué cosas les tienen que suceder, antes de poder hablar de paz a su corazón.

Esto es lo que anhelo ahora, poder librar mi alma, poder ser libre de la sangre de aquellos a quienes predico -no dejar de declarar todo el consejo de Dios, Procuraré, con las palabras del texto, mostrarles lo que deben sufrir y lo que debe suceder en ustedes antes de que puedan hablar de paz a su corazón.

Pero antes de entrar directamente en esto, permítanme hacerles una o dos advertencias. La primera es que doy por sentado que ustedes creen que la religión es algo interior; que creen que es una obra en el corazón, una obra realizada en el alma por el poder del Espíritu de Dios. Si no creen esto, no creen lo que dice su Biblia. Si no creen esto, aunque tienen sus Biblias en sus manos, odian al Señor Jesucristo en sus corazones; porque en todas las Escrituras se presenta la religión como la obra de Dios en el corazón. ‘El reino de Dios está dentro de nosotros ‘dice nuestro Señor, y ‘no es cristiano el que lo es de afuera; sino que es cristiano el que lo es en su interior’. Si alguno de ustedes basa su religión en cosas externas, quizá se conforme a sí mismo esta mañana, ya no me entenderá cuando hablo de la obra de Dios en el corazón del pobre pecador, será como si les hablara en una lengua desconocida.

Además, les recomiendo cautela, de ninguna manera voy a circunscribir a Dios a una sola manera de actuar. De ninguna manera diría que todos, antes de haber hecho las paces con Dios, están obligados a pasar por los mismos grados de convicción. No; Dios tiene diversas maneras de atraer a sus hijos; su Espíritu Santo sopla cuándo, y dónde y cómo quiere. No obstante, me atrevo a afirmar esto: que antes de que ustedes puedan hablar de paz en su corazón, ya sea por aplazar o alargar sus convicciones, o hacerlo de un modo más agresivo o más suave, deben pasar por lo que de aquí en adelante explicaré en el siguiente discurso.

Primero, antes de poder hablar de paz en sus corazones, deben sentirse obligados a ver, obligados a percibir, obligados a llorar, obligados a lamentar sus transgresiones contra la ley de Dios. Según el pacto de las obras: ‘el alma que pecare, esa morirá’; maldito es aquel hombre, sea quien fuere, que no sigue todas las cosas escritas en el libro de la ley para realizarlas. No sólo debemos cumplir algunas cosas, sino que debemos cumplirlas todas, y debemos perseverar en cumplirlas; de manera que la menor desviación del pacto de las obras, sea en pensamiento, palabra u obra, merece la muerte eterna en manos de Dios. Y si un pensamiento impío, si una palabra impía, si una acción impía, merece condenación eterna, ¡cuántos infiernos, mis amigos, merecemos cada uno de nosotros, cuyas vidas se han rebelado continuamente contra Dios! Por lo tanto, antes de poder hablar de paz a sus corazones, tienen que ver, tienen que creer, qué desgracia es separarse del Dios viviente.

Y ahora, mis queridos amigos, examinen sus corazones, porque espero que hayan venido aquí con el propósito de mejorar sus almas. Permítanme preguntarles, en la presencia de Dios: ¿saben el momento?, o si no saben exactamente el momento, ¿saben que hubo un momento cuando Dios escribió cosas amargas contra ustedes, cuando las flechas del Todopoderoso estaban dentro de ustedes? ¿Sucedió alguna vez que el recuerdo de sus pecados les causó dolor? ¿Fue la carga de sus pecados demasiado intolerable como para pensar en ellos? Consideraron alguna vez que la Ira de Dios podría caer sobre ustedes con justicia, debido a sus transgresiones contra Dios? ¿Hubo algún momento en su vida cuando se arrepintieron de sus pecados? ¿Han podido decir alguna vez: Los pecados sobre mi cabeza son demasiado pesados para cargar? ¿Han sentido alguna vez algo así? ¿Sucedió alguna vez algo así entre Dios y el alma de ustedes? Si no, en nombre de Jesucristo, no se llamen cristianos; pueden hablar de paz a sus corazones, pero no tienen paz. ¡Quiera el Señor despertarlos, quiera el Señor convertirles, quiera el Señor darles paz, si es su voluntad, antes de que partan de este mundo!

Pero además: ustedes pueden estar convencidos de sus verdaderos pecados, de manera que les hacen temblar, y aun así ser extraños para Jesucristo, no tener en sus corazones La auténtica obra de gracia. Por lo tanto, antes de poder hablar de paz a sus corazones, sus convicciones tienen que ser más profundas. No tienen que estar convencidos únicamente de sus verdaderas transgresiones contra la ley Dios, sino también del fundamento de sus transgresiones.

¿Y cuál es? Me refiero al pecado original, esa corrupción original que cada uno de nosotros trae al mundo, que nos expone a la ira y la condenación de Dios. Existen muchas pobres almas que se creen muy razonadoras, no obstante, pretenden afirmar que no existe tal cosa como el pecado original. Acusarán de injusticia a Dios por imputarnos el pecado de Adán, aunque tenemos la marca de la bestia y del diablo sobre nosotros. Sin embargo, nos dicen que no nacimos en pecado. Dejen que miren lo que sucede en el mundo y vean Los desórdenes en él y piensen, si pueden, que este es el paraíso en que Dios puso al hombre. ¡No! todo en el mundo está desordenado. He pensado muchas veces, cuando salía de viaje, que si no hubiera otro argumento que dé prueba del pecado original, los ataques de los zorros y tigres contra el hombre, y sI, hasta el ladrido de un perro contra nosotros, es una prueba del pecado original. Los tigres y leones no se atreverían a atacarnos si no fuera por el primer pecado de Adán; porque cuando los animales se levantan contra nosotros, es como si dijeran: Han pecado ustedes contra Dios, y defendemos la causa de nuestro Señor.

Si miramos hacia nuestro interior, veremos bastantes lascivias, y el temperamento del hombre contrario al temperamento de Dios. Hay orgullo, malicia y deseos de venganza en todos nueStros corazones; y este temperamento no puede provenir de Dios; proviene de nuestro primer padre, Adán, quien después de caer de las manos Dios, cayó en las del diablo. Algunas personas pueden negar esto, no obstante, cuando llega la convicción, todas las razones carnales son arrasadas inmediatamente y la pobre alma comienza a sentir y ver la fuente de la cual fluyen todas las corrientes contaminadas.

Cuando el pecador despierta por primera vez, empieza a preguntarse: ¿Cómo es que llegue a ser tan malvado? El Espíritu de Dios entonces interviene, y muestra que, por naturaleza, no tiene nada de bueno en él. Entonces ye que se ha apartado totalmente del camino, que es totalmente abominable, y la pobre criatura es impulsada a caer al pie del trono de Dios, y a reconocer que Dios serla justo silo condenara, silo rechazara aunque nunca hubiera cometido un pecado en su vida. ¿Han sentido y experimentado esto algunos de ustedes -para justificar que pesa sobre ustedes la condenación de Dios- que son por naturaleza hijos de ira, y que Dios puede, en su justicia rechazarlos aunque en realidad nunca lo han ofendido en toda su vida? Si alguna vez han sentido una auténtica convicción, si sus corazones fueron verdaderamente quebrantados, si el yo realmente les ha sido extirpado, habrán visto y comprendido esto.

Y si nunca han sentido el peso del pecado original, no se llamen cristianos a sí mismos. Estoy convencido de que el pecado original es la carga más grande del verdadero convertido; esto entristece siempre al alma regenerada, al alma santificada. El pecado que mora en el corazón es la carga de la persona convertida; es la carga del verdadero cristiano. Este clama continuamente; ‘¡Oh! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte’, esta corrupción que mora en mi corazón? Esto es lo que más perturba a la pobre alma. Y, por lo tanto, si nunca sintieron ustedes esta corrupción interior, si nunca pensaron que Dios podría maldecirlos justamente, entonces, mis queridos amigos, pueden hablar de paz al corazón pero, me temo que, no, estoy seguro de que no tienen verdadera paz.

Es más: antes de poder hablar de paz a sus corazones, no solo deben estar compungidos por los peca do

en su vida, los pecados de su naturaleza, sino también por los pecados de sus mejores deberes y obras. Cuando una pobre alma despierta un poco por los terrores del Señor, entonces la pobre criatura, habiendo nacido bajo el pacto de las obras, vuela otra vez a él. Y así como Adán y Eva se escondieron entre los árboles del jardín, y cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez, el pobre pecador, al despertar, vuela a sus deberes y sus obras, para esconderse de Dios, y trata de coserse una justicia propia. Dice: ahora seré muy bueno -me reformaré- haré todo lo que esté a mi alcance; y seguramente así Jesucristo tendrá misericordia de mí. Pero antes de poder hablar de paz a su corazón, tiene que llegar al punto de ver que Dios puede condenarlo aun por la mejor oración que haya elevado; tiene que llegar a comprender que todos sus deberes -toda su justicia- como lo expresa elegantemente el profeta- todo eso junto, dista tanto de recomendarlo a Dios, dista tanto de ser un motivo e incentivo para que Dios tenga misericordia de su pobre alma, que los vera, como trapos sucios, paños menstruales -que Dios los odia y no puede quitárselos si se los presenta como una recomendación a su favor.

Mis queridos amigos, ¿qué puede haber en nuestras obras para recomendarnos a Dios? Nuestra persona se encuentra, por naturaleza, en un estado no justificado, merecemos ser condenados diez mil veces y más; ¿y qué son nuestras obras? Por naturaleza, no podemos hacer nada bueno; ‘Los que andan conforme a la carne no pueden agradar a Dios.’ Uno puede realizar cosas materialmente buenas, pero no puede hacer nada bueno que sea contado para justicia porque la naturaleza no puede actuar contra si misma. Es imposible que el hombre inconverso pueda actuar para la gloria de Dios; no puede hacer nada por fe, y ‘y lo que no se obra por fe es pecado.’ Después de ser renovados, en realidad somos renovados solo en parte, el pecado sigue morando en nosotros. Hay una mezcla de corrupción en cada uno de nuestros deberes de manera que después de habernos convertido, si es que Jesucristo nos aceptara por nuestras obras, nuestras obras nos condenarían, porque no podemos elevar una oración que esté dentro de la perfección que la ley moral exige. No sé que pensarán ustedes, pero yo no puedo orar sin pecar, no puedo predicarles a ustedes ni a nadie más sin pecar, no puedo hacer nada sin pecado y, como alguien lo ha expresado, mi arrepentimiento quiere arrepentirse y mis lagrimas quieren ser lavadas en la preciosa sangre de mi querido Redentor. Nuestras mejores obras no son más que pecados espléndidos.

Antes de poder hablar de paz a sus corazones, necesitan no sólo odiar su pecado original y los que de hecho cometen, sino que deben odiar su propia justicia, todos sus deberes y obras. Tiene que haber una convicción profunda antes de que se les pueda quitar su farisaísmo; es el último ídolo que se les quita a sus corazones. El orgullo de nuestro corazón no nos deja someternos a la justicia de Jesucristo. Pero si nunca sintieron que no contaban con una justicia propia, si nunca sintieron la deficiencia de su propia justicia, no se acercarán a Jesucristo. Hay muchos que dirían: Bueno, creernos todo esto; pero hay una gran diferencia entre decir y sentir. ¿Alguna vez han sentido ustedes que quieren un amante Redentor? ¿Han sentido alguna vez la necesidad de Jesucristo, conscientes de la deficiencia de su propia justicia? ¿Y pueden decir ahora de corazón: Señor, puedes en tu justicia condenarme por las mejores obras que jamás realice? Si no dejan a un lado el yo, pueden hablarse a sí mismos de paz, pero no tienen paz.

Pero entonces, antes de poder hablar de paz a sus almas, hay un pecado en particular por el cual deben estar muy preocupados; pero me temo que a pocos de ustedes se les puede ocurrir de cuál se trata; es el pecado reinante, maldito del mundo cristiano; no obstante, el mundo cristiano casi nunca o nunca piensa en él. ¿Y cuál es? Es aquel del cual muchos de ustedes no se sienten culpables -a saber, el pecado de la incredulidad. Antes de poder hablar de paz a sus corazones, deben estar compungidos por la incredulidad que hay en ellos. Pero, ¿se puede suponer que haya incrédulos aquí en este lugar, nacidos en Escocia, en un país reformado, que van a la iglesia todos los domingos? ¿Puede ser que alguno de ustedes que recibe el sacramento una vez por año – ¡Oh que fuera administrada con más frecuencia!- se puede suponer que ustedes que tenían ofrendas para el sacramento, que ustedes que son constantes en la oración familiar, que alguno de ustedes no crea en el Señor Jesucristo? Apelo a sus corazones, y no me crean cruel, y no piensen que dudo que algunos de ustedes crean en Cristo; aun así, me temo que bajo escrutinio, descubriríamos que la mayoría de ustedes no tiene tanta fe en el Señor Jesucristo como la tiene el diablo mismo. Estoy convencido de que el diablo cree más acerca de la Biblia que la mayoría de nosotros. Cree en la divinidad de Jesucristo; eso es más de lo que creen muchos que pretenden ser cristianos; así es, cree y tiembla, y eso es más de lo que hacemos muchos de nosotros.

Mis amigos, confundimos una fe histórica con una fe auténtica, puesto en el corazón por el Espíritu de Dios. Ustedes piensan que creen, porque creen que existe un libro que llamamos la Biblia, porque van a la iglesia; pueden hacer todo esto y no tener una fe auténtica en Cristo. Meramente creer que existió Cristo, creer meramente que hay un libro llamado la Biblia, no les servirá de nada, como no les sirve para nada creer que existió César o Alejandro Magno. La Biblia es un depósito sagrado. Cuánto debemos agradecer a Dios por estos oráculos vivientes! No obstante, podemos tenerlos y no creer en el Señor Jesucristo. Mis queridos amigos, tiene que existir un principio puesto en el corazón por el Espíritu del Dios viviente. Si les preguntara cuánto hace que creen en Jesucristo, supongo que muchos me dirían que han creído en Jesucristo desde que tienen uso de razón -nunca hubo un momento cuando no creyeron en él. Entonces, no podrían darme mejor prueba de que nunca creyeron en Jesucristo a menos que hayan sido santificados temprano, desde antes de nacer, porque los que realmente creen en Cristo saben que hubo una época cuando no creían en él.

Ustedes dicen que aman a Dios con todo su corazón, su alma y sus fuerzas. Si les preguntara cuánto hace que aman a Dios, dirían: Siempre, nunca odiaron a Dios, nunca hubo una época en que sus corazones estuvieron enemistados con Dios. Entonces, a menos que hubieran sido santificados muy temprano, nunca en su vida amaron a Dios.

Queridos amigos, soy muy específico en cuanto a esto porque es una falsa ilusión en que cae mucha gente que piensa que ya cree. Por ejemplo, se cuenta que el Sr. Marshall, al relatar sus experiencias, que había trabajado toda su vida y había organizado sus pecados bajo los diez mandamientos, y luego, acercándose a un pastor, le preguntó la razón por la cual no podía obtener paz. El pastor miró su lista y dijo: ‘A ver, no encuentro en su lista ni una palabra sobre el pecado de la incredulidad.’ Es la obra singular del Espíritu de Dios convencemos de nuestra incredulidad -de que no tenemos fe. Dice Jesucristo: ‘El Consolador, el cual yo enviaré del Padre… él… redargüirá al mundo de pecado’ del pecado de la incredulidad; ‘de pecado’, dice Cristo, ‘por cuanto no creen en mí’. Ahora bien, mis queridos amigos, les mostró Dios alguna vez que no tenían fe? ¿Les impulsó alguna vez a lamentar un corazón duro de incredulidad? ¿Ha sido alguna vez el lenguaje de sus corazones, decir: Señor, dame fe; Señor, capacítame para creer en ti; Señor, capacítame para llamarte mi Señor y mi Dios? ¿Los convenció alguna vez Cristo de esta manera? ¿Los convenció alguna vez de su incapacidad de acercarse a Cristo, haciéndolos clamar a Dios que diera fe? Si no, no le hablen de paz a sus corazones. ¡Quiera el Señor despertarles y darles una paz auténtica, sólida antes de que sea demasiado tarde!

Entonces, digámoslo una vez más: antes de poder hablar de paz a sus corazones, no solo tienen que estar convencidos de los pecados que de hecho cometen y de su pecado original, los pecados de su propia justicia, el pecado de la incredulidad, tienen que estar capacitados para apropiarse de la justicia perfecta, la justicia suficiente para todo, del Señor Jesucristo; tienen que apropiarse, por fe, de la justicia de Jesucristo y entonces, tendrán paz. ‘Venid a mí’ dice Jesús, ‘todos los que estáis trabajados y cargados, que O os haré descansar’. Esto alienta a todos los cansados y cargados; pero la promesa es para los que vienen a él y creen, haciéndolo su Dios y su todo. Antes de poder tener paz con Dios, tenemos que ser justificados por la fe por medio de nuestro Señor Jesucristo, tenemos que estar capacitados para aceptar a Cristo en nuestros corazones, debemos dar cabida a Cristo en nuestras almas, a fin de que su justicia sea nuestra justicia, para que sus méritos sean imputados a nuestras almas. Mis queridos amigos, ¿se han desposado alguna vez con Jesucristo? ¿Se entrego Jesucristo alguna vez por ustedes? ¿Se han acercado alguna vez a Cristo con una fe viva, a fin de oírle hablar de paz a sus almas? ¿Fluyó alguna vez la paz en sus corazones como un río? ¿Han sentido alguna vez esa paz de la cual Cristo habló a sus discípulos? Ruego a Dios que venga y les hable de paz.

Tienen que experimentar estas cosas. Me refiero ahora a las realidades invisibles de otro mundo, de una religión interior, de la obra de Dios en el corazón del pobre pecador. Hablo ahora de una cuestión muy importante, mis queridos oyentes; algo que les concierne a todos, les concierne a sus almas, les concierne a su salvación. Quizá todos estén en paz, peno puede ser que el diablo los haya hecho caer en un letargo y una seguridad carnal; y procurará mantenerlos en ese estado, hasta llevarlos al infierno, donde despertarán; pero será un despertar terrible y descubrirán que se han equivocado tremendamente, cuando la gran separación ya se haya completado, cuando clamarán eternamente por una gota de agua para saciar su sed, y no la obtendrán.

Permítanme, entonces, dirigirme a varios tipos de personas y, ¡quiera Dios, en su infinita misericordia, bendecir su aplicación! Quizá haya entre ustedes quienes pueden decir: Por la gracia, coincidimos con usted, Bendito sea Dios, nos ha convencido de nuestros propios pecados, nos ha convencido del pecado original, nos ha convencido de nuestro fariseísmo, hemos sentido la amargura de la incredulidad y, por gracia, nos hemos acercado a Jesucristo, podemos hablarle de paz a nuestro corazón porque Dios nos ha dado paz. ¿Pueden ustedes afirmarlo? Entonces, les saludo como el ángel saludó a las mujeres el primer día de la semana: ‘No temáis!, mis queridos hermanos, son ustedes almas felices; pueden acostarse y estar ciertamente en paz, porque Dios les ha dado paz; pueden tener contentamiento viviendo de acuerdo con todas las dispensaciones de la Providencia, porque ya nada puede sucederles nada que no sea el efecto del amor de Dios en sus almas; no tienen por qué temer los conflictos que puedan haber a su alrededor, porque tienen paz en su interior. ¿Se han acercado ustedes a Cristo? ¿Es

Dios su amigo? ¿Es Cristo su amigo? Entonces, encaren su futuro con seguridad; todo les pertenece, y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios. Todo obrará para su bien; cada cabello de su cabeza ha sido contado; el que los toca a ustedes, toca a los favoritos de Dios.

Pero después, mis queridos amigos, tengan cuidado de detenerse en su conversión. Ustedes, que son creyentes nuevos en Cristo, ustedes deben estar buscando nuevos descubrimientos acerca del Señor Jesucristo a cada momento; no deben edificar sobre sus experiencias pasadas, no deben edificar sobre una obra en su interior, sino siempre buscar fuera de ustedes mismos la justicia de Jesucristo; deben seguir acercándose siempre como pobres pecadores para sacar agua de las fuentes de salvación; deben olvidar lo que queda atrás, y extenderse a lo que está por delante.

Mis queridos amigos, debemos mantener un andar dócil, íntimo con el Señor Jesucristo. Muchos de nosotros perdemos nuestra paz por nuestro andar indisciplinado; alguna cosa u otra se interpone entre Cristo y nosotros, y caemos en la oscuridad; una cosa u otra nos aparta de Dios y esto entristece al Espíritu Santo, y el Espíritu Santo nos deja librados a nuestros propios recursos, Permítanme, pues, exhortarles a ustedes que tienen paz con Dios, que se cuiden de no perder esta paz. Es cierto que una vez que están en Cristo, no pueden apartarse permanentemente de Dios: ‘Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús’. Pero aunque no pueden apartarse permanentemente, si pueden apartarse desastrosamente, y pueden vivir el resto de sus días con huesos rotos. Cuídense de retro ceder en nombre de Jesucristo, no entristezcan al Espíritu Santo -porque puede ser que nunca en su vida recobren su bienestar. Oh, cuídense de no andar rodando por este mundo de Dios después de haber acudido a Jesucristo. Mis queridos amigos, yo he pagado caro mi infidelidad. Nuestros corazones son tan malditamente impíos, que si no nos cuidamos, si no nos mantenemos continuamente en guardia, nuestro impío corazón nos engañará y desviará. Será triste ser objeto del azote de un Padre que corrige; recuerde los azotes de Job, David y otros santos en las Escrituras. Por lo tanto, permítanme exhortarles a ustedes que tienen paz, que anden cerca de Cristo.

Me entristece ver el andar libertino de los que siendo cristianos, habiendo conocido a Jesucristo, se diferencian tan poco de los demás que casi ni se reconocen como verdaderos cristianos. Son cristianos que tienen miedo de hablar por Dios -se dejan llevar por la corriente; habían del mundo como si estuvieran en su elemento; esto no lo hacen cuando recién descubren el amor de Cristo; entonces pueden hablar sin parar de la luz del Señor que brilló en su corazón. Hubo una época cuando tenían algo que decir a favor de su querido Señor; pero ahora pueden sumarse a un grupo y escuchar a otros hablar del mundo abiertamente, y tienen miedo de que se rían de ellos si hablan a favor de Jesucristo.

Muchísimas personas se han convertido en conformistas en el peor sentido de la palabra; se quejan de las ceremonias de la iglesia, como pueden hacerlo con razón; pero después se aferran a ceremonias en su conducta; se conforman al mundo, lo cual es mucho peor. Muchos se quedarán hasta que el diablo aparezca con nuevas ideas. Cuídense, entonces de no conformarse al mundo. ¿Que tienen que ver los cristianos con el mundo? Los cristianos deben ser singularmente buenos, valientes para su Señor, de modo que todos a su alrededor noten que han estado con Jesús. Les exhorto a llegar a un acuerdo con Jesucristo, a fin de que Dios more continuamente en sus corazones. Edificamos sobre una fe basada en la unidad y perdemos así nuestra consolación; cuando deberíamos estar desarrollando una fe basada en la seguridad, saber que somos de Dios, y de esta manera andar en la consolación del Espíritu Santo y ser edificados.

Jesucristo recibe muchas heridas en la casa de sus amigos. Discúlpenme, mis amigos, por ser específico, pero me entristece más que Jesucristo sea herido por sus amigos que por sus enemigos. No podemos esperar otra cosa de los deístas, pero el hecho de que los que han sentido su poder se aparten y no anden en la vocación a la que fueron llamados -causan, con ello, que la religión de nuestro Señor sea objeto de desprecio, que sea comidilla para los paganos. Les ruego, por Cristo, Si conocen a Cristo, que permanezcan cerca de el; si Dios les ha dado paz, oh, mantengan esa paz fijando sus ojos en Jesucristo a cada momento. Si tienen paz con Dios y sufren tribulaciones, no teman porque todas las cosas obrarán para su bien; Si sufren tentaciones, no teman, si él ha concedido paz a sus corazones, todas las cosas resultarán para bien.

Pero, ¿qué les diré a ustedes que no tienen paz con Dios? -y estos son, quizá, la mayoría de esta congregación. El solo pensarlo me hace llorar. La mayoría de ustedes, si examinan sus corazones tienen que confesar que Dios nunca les ha dado paz; ustedes son hijos del diablo si Cristo no está en ustedes, si Dios no ha hablado de paz a sus corazones. ¡Pobres almas! ¡en qué condición de condenación se encuentran! No quisiera estar en su lugar por nada del mundo. ¿Por qué? Porque están suspendidos sobre el infierno. ¿Qué paz pueden tener cuando Dios es su enemigo, cuando la ira de Dios mora en sus pobres almas? Despierten, entonces, ustedes que duermen en una paz falsa, despierten, ustedes profesores carnales, ustedes hipócritas que asisten a la iglesia, reciben los sacramentos, leen sus Biblias y nunca han sentido el poder de Dios en sus corazones. Ustedes que son profesores formales, que son paganos bautizados, despierten, y no descansen en un fundamento falso. No me culpen por dirigirme a ustedes; lo hago por amor a sus almas. Los veo entretenidos en su Sodoma, y queriendo permanecer allí. Pero me acerco a ustedes como se cercó el ángel a Lot, para tomarles de la mano. Apártense de ese lugar, queridos hermanos -corran, corran, corran a Jesucristo para salvar sus vidas, vuelen a un Dios sangrante, corran a un trono de gracia; ruéguenle a Dios que quebrante sus corazones, ruéguenle a Dios que los convenza de su fariseísmo

-ruéguenle a Dios que les dé fe, y que les dé poder para acercarse a Jesucristo. Oh ustedes que están seguros, debo series un hijo del trueno, y oh quiera Dios despertarles, aunque sea con truenos; es por amor, sí, que les hablo.

Sé por triste experiencia, lo que es confiar demasiado en una paz falsa; por mucho tiempo estuve adormecido, por mucho tiempo me creí cristiano cuando no sabía nada del Señor Jesucristo. Quizá hice más que lo que hacen muchos de ustedes: solía ayunar dos veces por semana, solla orar a veces nueve veces al día, solía recibir el sacramento constantemente cada día del Señor; y, no obstante, nada sabía en mi corazón de Jesucristo, no sabía que tenía que ser una nueva criatura -no sabía nada de una religión interior en mi alma. Y, quizá, muchos de ustedes estén engañados como lo estaba yo, pobre criatura; y, por lo tanto les hablo por el amor que les tengo. Oh, si no se cuidan, las prácticas religiosas destruirán sus almas; confiarán en ellas, y no se acercarán para nada a Jesucristo; cuando, en realidad, estas cosas son solo el medio, no el fin de la religión. Cristo es el fin de la ley de justicia para todos los que creen. Oh, entonces, despierten, ustedes que están descansando en sus impurezas, despierten ustedes, profesores de la iglesia, ustedes que viven cuidando su reputación, que son ricos y se creen que nada necesitan, que no se consideran pobres, están ciegos y desnudos; les aconsejo que vengan y compren de Jesucristo oro, vestiduras blancas y colirio.

Pero espero que haya algunos cuyos corazones han sido tocados. Espero que Dios no me deje predicar en vano. Espero que Dios alcance algunas de sus almas preciosas y despierte a algunos de ustedes que descansan en su seguridad carnal. Espero que haya algunos dispuestos a venir a Cristo, y que comiencen a pensar que han estado edificando sobre un fundamento falso. Quizá el diablo los ataque y los incite a no confiar en que hay misericordia; pero no teman, lo que les he estado diciendo es por amor a ustedes -es sólo para despertarlos, y hacerles ver el peligro en que se encuentran. Si algunos de ustedes están dispuestos a reconciliarse con Dios, Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, está dispuesto a reconciliarse con usted. Oh, entonces, aunque todavía no tienen paz, acérquense a Jesucristo; es nuestra paz, nuestro pacificador -él ha hecho las paces entre Dios y el hombre que lo ofendió. ¿Anhelan tener paz con Dios? Entonces, acérquense ya a Dios por medio de Jesucristo, quien ha comprado la paz; el Señor Jesús ha derramado su sangre por esto. Murió por esto; resucitó por esto; ascendió al más alto de los cielos e intercede ahora a la diestra de Dios.

Quizá creen que no hay paz para ustedes. ¿Por qué? ¿Porque son pecadores? ¿Porque han crucificado a Cristo -lo han avergonzado publicamente- han pisoteado la sangre del Hijo de Dios? ¿Qué importa? A pesar de todo eso, hay paz para ustedes. ¿Qué les dijo Jesucristo a sus discípulos cuando se les apareció el primer día de la semana? La primera palabra que dijo fue: ‘Paz a vosotros’; les mostró sus manos y su costado, y dijo: ‘Paz a vosotros’. Es como si hubiera dicho: No teman, mis discípulos; vean mis manos y mis pies, cOmo han sido traspasados por ustedes; por lo tanto, no teman. ¿Qué le dijo Cristo a sus discípulos? ‘Id y decid a mis hermanos y a Pedro en particular, quien está desconsolado, que Cristo resucitó y ha ascendido a su Padre y a tu Padre, a su Dios y tu Dios’. Y después de que Cristo se levantó de los muertos, vino predicando paz, con una rama de olivo, como la paloma de Noé: Mi paz os dejo.’ ¿Quiénes eran ellos? Eran enemigos de Cristo al igual que nosotros, habla negado a Cristo en el pasado, tal como lo hicimos nosotros.

Quizá algunos de ustedes hayan retrocedido y perdido su paz, y creen que no merecen paz, y es la verdad. Pero, entonces, Dios curará sus faltas, él los amará libremente. En cuanto a ustedes que están heridos, si están dispuestos a acercarse a Cristo, vengan ya. Quizá algunos de ustedes quieran vestirse de sus obras, pero no son más que trapos podridos. No, es mejor que vengan desnudos como están porque deben descartar sus trapos y venir en su inmundicia. Algunos de ustedes quizá digan: Vendríamos, pero tenemos un corazón duro. Pero no se les ablandará hasta que hayan venido a Cristo; él tomará el corazón de piedra y les dará un corazón de carne; él dará paz a sus almas; él será la paz de ustedes, aunque lo hayan traicionado.

¿Puedo convencer a algunos de ustedes esta mañana de que vengan a Jesucristo? Hay aquí una gran multitud de almas; ¡qué pronto morirán todos ustedes y serán juzgados! Aun antes de esta noche, o mañana a la noche, algunos de ustedes estarán rumbo a este cementerio. ¿Y cómo les ira si no han hecho las paces con Dios -si el Señor Jesucristo no les ha dado paz a sus corazones? Si Dios no les da paz aquí, serán condenados para siempre. No puedo adularlos, mis queridos amigos; les hablaré sinceramente acerca de sus almas. Quizá algunos de ustedes piensen que exagero. Pero, ciertamente, ante el juicio descubrirán que lo que digo es cierto, ya sea para su eterna condenación o salvación. ¡Quiera Dios influenciar sus corazones para que vengan a él!

No quiero retirarme sin convencerlos. Yo no puedo hacerlo, pero quizá Dios me use como el medio para convencer a algunos de ustedes que vengan al Señor Jesucristo. ¡Oh, que sintieran la paz que tienen los que aman al Señor Jesucristo! ‘Mucha paz’ dice el salmista, ‘tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo.’ Pero no hay paz para los impíos. Se lo que es vivir una vida de pecado; yo tenía que pecar a fin de acallar la convicción que sentía. Y estoy seguro de que éste es el camino que muchos de ustedes toman; al juntarse con sus amigos, ahogan la convicción. Pero deben ir al fondo de las cosas inmediatamente; tienen que hacerlo -la herida tiene que ser escarbada o serán condenados. Si fuera una cuestión sin importancia, no diría ni una palabra acerca de ello. Pero serán condenados Sin Cristo. El es el camino, la verdad y la vida. No quiero aceptar que se vayan al infierno sin Cristo. ¿Cómo habrán de aguantar el fuego eterno? ¿Cómo pueden aguantar el pensamiento de vivir para siempre con el diablo? ¿No es mejor tener algunas luchas con el alma aquí que ser enviado al infierno por Jesucristo en la vida venidera? ¿Qué es el infierno, más que estar ausente de Cristo? Si no hubiera ningún otro infierno, eso sería infierno suficiente. Será un infierno ser atormentado por el diablo por siempre jamás. Entonces, amíguense con Dios y estén en paz. Les ruego, como un pobre e inútil embajador de Jesucristo, que se reconcilien con Dios.

Mi propósito esta mañana, el primer día de la Semana es contarles que Cristo está dispuesto a reconciliarse con ustedes. ¿Se reconciliarán algunos de ustedes con Jesucristo? Entonces, él les perdonará todos sus pecados, borrará todas sus transgresiones. Pero si continúan rebelándose contra Cristo, y lo apuñalan diariamente -si siguen maltratando a Jesucristo, tengan por seguro que la ira de Dios caerá sobre ustedes. Dios no puede ser burlado: todo lo que el hombre sembrare, eso también segará; y si no quieren estar ustedes en paz con Dios, Dios no estará en paz con ustedes. ¿Quien puede permanecer de pie ante un Dios airado? Es espantoso caer en las manos de un Dios lleno de ira. Cuando la gente se acercó para aprehender a Cristo, cayeron al suelo cuando éste dijo: ‘Yo soy’.

Y si no podían resistir la presencia de Cristo cuando estaba vestido de los trapos de mortalidad, ¿cómo podrán resistir su presencia cuando está en el trono de su Padre? Me parece ver a los pobres desgraciados arrastrados de sus tumbas por el diablo; me parece verlos temblando, clamando a los montes y las rocas para que los cubran. Pero el diablo dirá: Vengan, yo los llevaré; y comparecerán temblando ante el tribunal de Cristo. Aparecerán ante él para verlo una vez, para escucharle pronunciar la sentencia irrevocable: ‘Apartaos de mí, obradores de maldad.’ Me parece oír a las pobres criaturas decir: Señor, si he de ser condenado, deja que un ángel pronuncie la sentencia.’ No, el Dios de amor, Jesucristo, la pronunciará.

¿No quieren creer esto? No crean que estoy diciendo cualquier cosa, hablo de acuerdo con las Escrituras de verdad. Si lo creen, muestren su valentía y retírense esta mañana totalmente resueltos, con el poder de Dios, de aferrarse a Cristo. ¡Y que sus almas no descansen hasta descansar en Jesucristo! Podría seguir, porque mis palabras son palabras dulces de Cristo. ¿No anhelan el momento cuando tendrán cuerpos nuevos -cuando serán inmortales, a semejanza del glorioso cuerpo de Cristo? Entonces hablarán de Jesucristo para siempre. Pero es hora, quizá, de que se retiren a fin de prepararse para sus respectivos cultos, y no quiero impedirles esto. Mi propósito es llevar a pobres pecadores a Jesucristo. ¡Oh, quiera el Señor atraer a si a algunos de ustedes! ¡Quiera el Señor Jesús despedirlos ahora con su bendición, y quiera el amado Redentor convencerles a ustedes, los que no han despertado, a los impíos, para que se aparten de la maldad de sus caminos! Y quiera el amor de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, llenar sus corazones. Concede esto, Oh Padre, en nombre de Cristo; para quien, junto contigo y el bendito Espíritu, será toda honra y gloria, ahora y para siempre. Amen.